La Roma de Nerón es la que conoció Pablo. En aquellos tiempos, la dignidad humana carecía de interés, excepto por los estoicos. Pero dicha dignidad se reducía a la abstención, a conservar la tranquilidad, a no odiar ni compadecerse, y a considerar la obtención de la salvación como el infligirse la propia muerte. Así podemos ver al gran filósofo Séneca participando de los delitos de Nerón, quien fue su discípulo, y enriqueciéndose con usuras, y cuando éste lo condenó él se abrió las venas; y a su
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